VisitaciónAlfonso Reyes —Soy la Muerte— me dijo. No sabía que tan estrechamente me cercara, al punto de volcarme por la cara su turbadora vaharada fría.
Ya no intento eludir su compañía: mis pasos sigue, transparente y clara y desde entonces no me desampara ni me deja de noche ni de día.
—¡Y pensar —confesé—, que de mil modos quise disimularte con apodos, entre miedos y errores confundida!
«Más tienes de caricia que de pena». Eras alivio y te llamé cadena. Eras la muerte y te llamé la vida.
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MiedoGabriela Mistral
Yo no quiero que a mi niñagolondrina me la vuelvan;se hunde volando en el Cieloy no baja hasta mi estera;en el alero hace el nidoy mis manos no la peinan.Yo no quiero que a mi niñagolondrina me la vuelvan.
Yo no quiero que a mi niñala vayan a hacer princesa.Con zapatitos de oro¿cómo juega en las praderas?Y cuando llegue la nochea mi lado no se acuesta...Yo no quiero que a mi niñala vayan a hacer princesa.
Y menos quiero que un díame la vayan a hacer reina.La subirían al tronoa donde mis pies no llegan.Cuando viniese la nocheyo no podría mecerla.¡Yo no quiero que a mi niñame la vayan a hacer reina!
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Invitación al vómitoOliverio Girondo
Cubrete el rostroy llora.Vomita.¡Si!Vomita,largos trozos de vidrio,amargos alfileres,turbios gritos de espanto,vocablos carcomidos;sobre esta nauseabunda iniquidad sin cauce,y esta castrada y fétida sumisión cultivadaen flatulentos caldos de terror y de ayuno.Cubrete el rostroy llora...pero no te contengas.Vomita.¡Si!Vomita,ante esta paranoica estupidez macabra,sobre este delirante cretinismo estentoreoy esta senil orgia de egoismo prostatico:lacios coagulos de asco,macerada impotencia,rancios jugos de hastio,trozos de amarga espera...horas entrecortadas por relinchos de angustia.
(Tomado de "2" del libro Persuasión de los dias)
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A Rubén Darío y otros cómplicesLeopoldo Lugones Habéis de saber Que en cuitas de amor, Por una mujer Padezco dolor.
Esa mujer es la luna, Que en azar de amable guerra, Va arrastrando por la tierra Mi esperanza y mi fortuna.
La novia eterna y lejana A cuya nívea belleza Mi enamorada cabeza Va blanqueando cana a cana.
Lunar blancura que opreso Me tiene en dulce coyunda, Y si a mi alma vagabunda La consume beso a beso,
A noble cisne la iguala, Ungiéndola su ternura Con toda aquella blancura Que se le convierte en ala.
En cárcel de tul, Su excelsa beldad Captó el ave azul De mi libertad.
A su amante expectativa Ofrece en claustral encanto, Su agua triste como el llanto La fuente consecutiva.
Brilla en lo hondo, entre el murmurio, Como un infusorio abstracto, Que mi más leve contacto Dispersa en fútil mercurio.
A ella va, fugaz sardina,
Mi copla en su devaneo, Frita en el chisporroteo De agridulce mandolina.
Y mi alma, ante el flébil cauce, Con la líquida cadena, Deja cautivar su pena Por la dríada del sauce.
Su plata sutil Me dio la pasión De un dardo febril En el corazón.
Las guías de mi mostacho Trazan su curva; en mi yelmo, Brilla el fuego de San Telmo Que me erige por penacho.
Su creciente está en el puño De mi tizona, en que riela La calidad paralela De algún ínclito don Nuño.
Desde el azul, su poesía Me da en frialdad abstrusa, Como la neutra reclusa De una pálida abadía.
Y más y más me aquerencio Con su luz remota y lenta, Que las noches trasparenta Como un alma del silencio.
Habéis de saber Que en cuitas de amor, Padezco dolor Por esa mujer.
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HaikaisJosé Juan Tablada Tierno saúz,Casi oro, casi ambar,Casi luz...
Por nada los gansosTocan alarmaEn sus trompetas de barro.
Pavo real, largo fulgor,Por el gallinero democrataPasas como una procesión...
Aunque jamas se muda,A tumbos, como carro de mudanza,Va por la senda la tortuga.
-¡Devuelve a la desnuda rama,Nocturna mariposa,Las hojas secas de tus alas!
Recorriendo su telaEsta luna clarísimaTiene a la araña en vela.
(De Un dia...)
Porfia la libelulaPor prender su cruz transparenteEn la rama desnuda y trémula...
Juntos, en la tarde tranquilaVuelan notas de Angelus,Murciélagos y golondrinas.
El pequeno mono me mira...¡Quisiera decirmeAlgo que se le olvida!
¡Del verano, roja y fríaCarcajada,RebanadaDe sandía!
(De El jarro de flores)
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Décima muerteXavier Villaurrutia
¡Qué prueba de la existenciahabrá mayor que la suertede estar viviendo sin vertey muriendo en tu presencia!Esta lúcida concienciade amar a lo nunca vistoy de esperar lo imprevisto;este caer sin llegares la angustia de pensarque puesto que muero existo.
Si en todas partes estás,en el agua y en la tierra,en el aire que me encierray en el incendio voraz;y si a todas partes vasconmigo en el pensamiento,en el soplo de mi aliento y en mi sangre confundida¿no serás, Muerte, en mi vida,agua, fuego, polvo y viento?
Si tienes manos, que seande un tacto sutil y blando apenas sensible cuandoanestesiado me crean;y que tus ojos me veansin mirarme, de tal suerteque nada me desconcierteni tu vista ni tu roce,para no sentir un goceni un dolor contigo, Muerte.
Por caminos ignorados,por hendiduras secretas,por las misteriosas vetasde troncos recién cortadoste ven mis ojos cerradosentrar en mi alcoba oscuraa convertir mi envolturaopaca, febril, cambiante,en materia de diamante,luminosa, eterna y pura.
No duermo para que al vertellegar lenta y apagada,para que al oír pausadatu voz que silencios vierte,para que al tocar la nada que envuelve tu cuerpo yerto,para que a tu olor desiertopueda, sin sombra de sueño,saber quede ti me adueño,sentir que muero despierto.
La aguja del instanterorecorrerá su cuadrante,todo cabrá en un instantedel espacio verdaderoque, ancho, profundo y señero,será elástico a tu pasode modo que el tiempo ciertoprolongará nuestro abrazoy será posible, acaso,vivir después de haber muerto.
En el roce, en el contacto,en la inefable deliciade la suprema cariciaque desemboca en el acto,hay el misterioso pactodel espasmo delirante en que un cielo alucinantey un infierno de agonía se funden cuando eres míay soy tuyo en un instante.
Hasta en la ausencia estás viva:porque te encuentro en el huecode una forma y en el ecode una nota fugitiva;porque en mi propia salivafundes tu sabor sombrío,y a cambio de lo que es míome dejas sólo el temorde hallar hasta en el saborla presencia del vacío.
Si te llevo en mí prendiday te acaricio y escondo;si te alimento en el fondode mi más secreta herida;si mi muerte te da viday goce mi frenesí¿qué será, Muerte, de ticuando al salir yo del mundo,deshecho el nudo profundo,tengas que salir de mí?
En vano amenazas, Muerte,cerrar la boca a mi heriday poner fin a mi vidacon una palabra inerte.¡Qué puedo pensar al verte,si en mi angustia verdaderatuve que violar la espera;si en la vista de tu tardanzapara llenar mi esperanzano hay hora en que yo no muera!
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El Café de Nadie (fragmento)Arqueles Vela
Es un café sombrío, huraño, sincero, en el que hay un consuetudinario ruido de crepúsculo o de alba. De nadie. Por eso Ortega le ha llamado así. No soporta cierta clase de parroquianos, ni de patrones ni de meseros. Es un café que se está renovando siempre, sin peder su estructura ni su psicología. No es de nadie. Nadie lo atiende ni lo administra. Ningún mesero molesta a los parroquianos. Ni les sirve... Por esta peculiaridad somos los únicos que se encuentran bien en su sopor y en su desatención. Somos los únicos que no tergiversan su espíritu. Hemos ido evolucionando hasta llegar a ser nadie. Para que sea nuestro y exclusivo [...]
(Tomado de El Café de nadie)
Ya no intento eludir su compañía: mis pasos sigue, transparente y clara y desde entonces no me desampara ni me deja de noche ni de día.
—¡Y pensar —confesé—, que de mil modos quise disimularte con apodos, entre miedos y errores confundida!
«Más tienes de caricia que de pena». Eras alivio y te llamé cadena. Eras la muerte y te llamé la vida.
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MiedoGabriela Mistral
Yo no quiero que a mi niñagolondrina me la vuelvan;se hunde volando en el Cieloy no baja hasta mi estera;en el alero hace el nidoy mis manos no la peinan.Yo no quiero que a mi niñagolondrina me la vuelvan.
Yo no quiero que a mi niñala vayan a hacer princesa.Con zapatitos de oro¿cómo juega en las praderas?Y cuando llegue la nochea mi lado no se acuesta...Yo no quiero que a mi niñala vayan a hacer princesa.
Y menos quiero que un díame la vayan a hacer reina.La subirían al tronoa donde mis pies no llegan.Cuando viniese la nocheyo no podría mecerla.¡Yo no quiero que a mi niñame la vayan a hacer reina!
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Invitación al vómitoOliverio Girondo
Cubrete el rostroy llora.Vomita.¡Si!Vomita,largos trozos de vidrio,amargos alfileres,turbios gritos de espanto,vocablos carcomidos;sobre esta nauseabunda iniquidad sin cauce,y esta castrada y fétida sumisión cultivadaen flatulentos caldos de terror y de ayuno.Cubrete el rostroy llora...pero no te contengas.Vomita.¡Si!Vomita,ante esta paranoica estupidez macabra,sobre este delirante cretinismo estentoreoy esta senil orgia de egoismo prostatico:lacios coagulos de asco,macerada impotencia,rancios jugos de hastio,trozos de amarga espera...horas entrecortadas por relinchos de angustia.
(Tomado de "2" del libro Persuasión de los dias)
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A Rubén Darío y otros cómplicesLeopoldo Lugones Habéis de saber Que en cuitas de amor, Por una mujer Padezco dolor.
Esa mujer es la luna, Que en azar de amable guerra, Va arrastrando por la tierra Mi esperanza y mi fortuna.
La novia eterna y lejana A cuya nívea belleza Mi enamorada cabeza Va blanqueando cana a cana.
Lunar blancura que opreso Me tiene en dulce coyunda, Y si a mi alma vagabunda La consume beso a beso,
A noble cisne la iguala, Ungiéndola su ternura Con toda aquella blancura Que se le convierte en ala.
En cárcel de tul, Su excelsa beldad Captó el ave azul De mi libertad.
A su amante expectativa Ofrece en claustral encanto, Su agua triste como el llanto La fuente consecutiva.
Brilla en lo hondo, entre el murmurio, Como un infusorio abstracto, Que mi más leve contacto Dispersa en fútil mercurio.
A ella va, fugaz sardina,
Mi copla en su devaneo, Frita en el chisporroteo De agridulce mandolina.
Y mi alma, ante el flébil cauce, Con la líquida cadena, Deja cautivar su pena Por la dríada del sauce.
Su plata sutil Me dio la pasión De un dardo febril En el corazón.
Las guías de mi mostacho Trazan su curva; en mi yelmo, Brilla el fuego de San Telmo Que me erige por penacho.
Su creciente está en el puño De mi tizona, en que riela La calidad paralela De algún ínclito don Nuño.
Desde el azul, su poesía Me da en frialdad abstrusa, Como la neutra reclusa De una pálida abadía.
Y más y más me aquerencio Con su luz remota y lenta, Que las noches trasparenta Como un alma del silencio.
Habéis de saber Que en cuitas de amor, Padezco dolor Por esa mujer.
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HaikaisJosé Juan Tablada Tierno saúz,Casi oro, casi ambar,Casi luz...
Por nada los gansosTocan alarmaEn sus trompetas de barro.
Pavo real, largo fulgor,Por el gallinero democrataPasas como una procesión...
Aunque jamas se muda,A tumbos, como carro de mudanza,Va por la senda la tortuga.
-¡Devuelve a la desnuda rama,Nocturna mariposa,Las hojas secas de tus alas!
Recorriendo su telaEsta luna clarísimaTiene a la araña en vela.
(De Un dia...)
Porfia la libelulaPor prender su cruz transparenteEn la rama desnuda y trémula...
Juntos, en la tarde tranquilaVuelan notas de Angelus,Murciélagos y golondrinas.
El pequeno mono me mira...¡Quisiera decirmeAlgo que se le olvida!
¡Del verano, roja y fríaCarcajada,RebanadaDe sandía!
(De El jarro de flores)
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Décima muerteXavier Villaurrutia
¡Qué prueba de la existenciahabrá mayor que la suertede estar viviendo sin vertey muriendo en tu presencia!Esta lúcida concienciade amar a lo nunca vistoy de esperar lo imprevisto;este caer sin llegares la angustia de pensarque puesto que muero existo.
Si en todas partes estás,en el agua y en la tierra,en el aire que me encierray en el incendio voraz;y si a todas partes vasconmigo en el pensamiento,en el soplo de mi aliento y en mi sangre confundida¿no serás, Muerte, en mi vida,agua, fuego, polvo y viento?
Si tienes manos, que seande un tacto sutil y blando apenas sensible cuandoanestesiado me crean;y que tus ojos me veansin mirarme, de tal suerteque nada me desconcierteni tu vista ni tu roce,para no sentir un goceni un dolor contigo, Muerte.
Por caminos ignorados,por hendiduras secretas,por las misteriosas vetasde troncos recién cortadoste ven mis ojos cerradosentrar en mi alcoba oscuraa convertir mi envolturaopaca, febril, cambiante,en materia de diamante,luminosa, eterna y pura.
No duermo para que al vertellegar lenta y apagada,para que al oír pausadatu voz que silencios vierte,para que al tocar la nada que envuelve tu cuerpo yerto,para que a tu olor desiertopueda, sin sombra de sueño,saber quede ti me adueño,sentir que muero despierto.
La aguja del instanterorecorrerá su cuadrante,todo cabrá en un instantedel espacio verdaderoque, ancho, profundo y señero,será elástico a tu pasode modo que el tiempo ciertoprolongará nuestro abrazoy será posible, acaso,vivir después de haber muerto.
En el roce, en el contacto,en la inefable deliciade la suprema cariciaque desemboca en el acto,hay el misterioso pactodel espasmo delirante en que un cielo alucinantey un infierno de agonía se funden cuando eres míay soy tuyo en un instante.
Hasta en la ausencia estás viva:porque te encuentro en el huecode una forma y en el ecode una nota fugitiva;porque en mi propia salivafundes tu sabor sombrío,y a cambio de lo que es míome dejas sólo el temorde hallar hasta en el saborla presencia del vacío.
Si te llevo en mí prendiday te acaricio y escondo;si te alimento en el fondode mi más secreta herida;si mi muerte te da viday goce mi frenesí¿qué será, Muerte, de ticuando al salir yo del mundo,deshecho el nudo profundo,tengas que salir de mí?
En vano amenazas, Muerte,cerrar la boca a mi heriday poner fin a mi vidacon una palabra inerte.¡Qué puedo pensar al verte,si en mi angustia verdaderatuve que violar la espera;si en la vista de tu tardanzapara llenar mi esperanzano hay hora en que yo no muera!
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El Café de Nadie (fragmento)Arqueles Vela
Es un café sombrío, huraño, sincero, en el que hay un consuetudinario ruido de crepúsculo o de alba. De nadie. Por eso Ortega le ha llamado así. No soporta cierta clase de parroquianos, ni de patrones ni de meseros. Es un café que se está renovando siempre, sin peder su estructura ni su psicología. No es de nadie. Nadie lo atiende ni lo administra. Ningún mesero molesta a los parroquianos. Ni les sirve... Por esta peculiaridad somos los únicos que se encuentran bien en su sopor y en su desatención. Somos los únicos que no tergiversan su espíritu. Hemos ido evolucionando hasta llegar a ser nadie. Para que sea nuestro y exclusivo [...]
(Tomado de El Café de nadie)
1 comentarios:
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Lector, disculpe por la pérdida del formato de las poesías aquí incluidas, el Administrador pronto solucionará este inconveniente.